Grandes devociones: Santa Ángela de la Cruz

Casa donde nació Santa Ángela

Casa donde nació Santa Ángela

María de los Ángeles Martina de la Santísima Trinidad Guerrero González o, lo que es lo mismo, Santa Ángela de la Cruz, cariñosamente conocida por los sevillanos como “Madre Angelita”, nació en Sevilla el 30 de enero de 1846, en la plaza de Santa Lucía, número 5.

Sus padres eran, Francisco Guerrero, cargador de lana y cocinero del convento de los trinitarios, y Josefa González, lavandera y costurera del convento del mismo convento, con cuyo sustento mantenía a sus catorce hijos, de los que sólo alcanzaron la edad adulta seis.

Santa Ángela fue bautizada el día 2 de febrero de ese mismo año, en la iglesia de Santa Lucía, desacralizada durante la Revolución de 1868, llamada la Gloriosa o Revolución de Septiembre o la Septembrina y que tuvo diversos usos, siendo actualmente la sede de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco.

Angelita fue poco tiempo a la escuela, y trabajó, desde los doce hasta los veintinueve años en el taller de fabricación de calzado Maldonado, repartiendo su tiempo sobrante entre los rezos en Santa Lucía y visitar hogares de pobres, en los que ayudaba, durante la epidemia de viruela que en el año 1865 que asoló la ciudad.

Cuando cumplió los dieciséis años, conoció al padre José Torres Padilla, un sacerdote canario y afincado en Sevilla, que tenía fama de Santo, al que le llamaba popularmente El Santero de Sevilla, ya que era Director Espiritual y confesor de varias monjas de especiales virtudes, como la dominica sor Bárbara de Santo Domingo, la mercedaria sor María Florencia Trinidad, a la que le aparecían estigmas y tenía visiones de la Pasión de Cristo, y la propia Santa Ángela de la Cruz. Este sacerdote colaboró en la fundación de la congregación del Santo Instituto de las Hermanas de la Cruz, del que fue también su Director Espiritual.

Cuerpo incorrupto de Santa Ángela de la Cruz en la capilla del convento

El Señor de la Resurrección, en la mañana del Domingo de Resurrección, vuelto hacia el convento

Varias veces intentó Santa Angela profesar como monja, pero no pudo conseguirlo en las Carmelitas Descalzas, donde no fue admitida, pero sí en las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, aunque tuvo que abandonar por motivos de salud.

La idea inicial de su proyecto fundacional la resumió Santa Ángela de la Cruz con estas palabras: “Si para aconsejar a los pobres que sufran sin quejarse los trabajos de la poobreza, es preciso llevarla, vivirla, ¡qué hermoso sería un instituto que por amor a Dios abrazara la mayor pobreza, para de este modo ganar a los pobres y subirlos hasta Él», así, con el permiso del padre Tomás, realiza votos perpetuos en el año de 1873, a la edad de 27 años, echando a andar la Congregación, de la que escribió las reglas en un mes, junto con Juana María Castro, Juana Magadán y Josefa de la Peña, en el año de 1875, alguilando, con el dinero de Josefa Peña, un cuarto con derecho a cocina en la casa número trece de la calle San Luis de Sevilla. Desde ahí comienzan a asistir a los necesitados a cualquier hora del día, trasladándose, el 1 de octubre, al número ocho de la calle Hombre de Piedra. En esa época ya son muy conocidas en los ambientes religiosos y entre los necesitados y sus compañeras comienzan a llamarla «Madre».

Casa Madre de la Compañia

Casa Madre de la Compañia

​En la Navidad de 1875 el Arzobispo D. Luis de la Lastra y Cuesta dispuso que se vistiesen con hábito propio, diseñado por Santa Ángela, para exteriorizar sus votos. El mismo sería de color marrón, con un escapulario de la misma tela, un cordón como el de los franciscanos, toca blanca y, como calzado, unas simples alpargatas.

La Congregación crece en pocos años, de tal manera que se les queda pequeña y se presenta la oportunidad de adquirir la residencia de marqués de San Gil, en la antigua calle Alcázares, que la consiguen con la ayuda del Arzobispado y de donantes compran la casa. Esta ubicación es la que cobija en la actualidad a la Comunidad.

El Padre Torres falleció el martes 23 de abril de 1878, a las once y cuarto de la mañana, después de haber cumplido los 66 años de edad. En la cripta del convento, desde el año de 1883, descansan los restos del mentor de Santa Ángela de la Cruz y cofundador del Instituto de las Hermanas de la Cruz, iniciándose el 5 de mayo de 2014 la apertura de su proceso de beatificación y canonización en la capilla del Sagrario de la Catedral de Sevilla.

Santa Ángela va en peregrinación a Roma, en el año de 1893, donde es recibida por el Papa León XIII, que le concede la aprobación de la Compañía. Es desde ese momento cuando la Congregación comienza a expandirse, creando diversas casas en distintos puntos de la geografía, desde donde realizan su máxima de dar de comer al hambriento, vestir al desnudo, buscar casa a los peregrinos, visitar y cuidar a los enfermos y velarlos, sacrificando hasta su reposo.

Velatorio de Santa Angela de la CruzNueve meses después de sufrir una embolia cerebral, Ángela Guerrero, Santa Ángela de la Cruz, fallecía el 2 de marzo del año 1932, a los 89 años de edad. La noticia corrió como la pólvora por una ciudad que se sobrecogió. El cuerpo de Madre Angelita bajó en procesión, muy temprano desde su celda, portada por el resto de monjas, y fue puesto en la capilla del convento, sobre la misma tarima en la que había fallecido. Se tocó la campana a la oración matutina y llegaron las novicias que, al ver el cadáver, comenzaron a llorar desconsoladamente. Mas tarde, el pueblo Sevilla vino, en cola, para despedir a Madre Angelita. Esta colas fueron interminables llegando, hasta las diez de la noche, a pasar más de setenta mil personas.

Tal fue el alcance de su muerte que, hasta el Ayuntamiento republicano de Sevilla, decidió por unanimidad que constase en acta el pesar de la Corporación por esta muerte y aprobó rotular con su nombre la, hasta entonces, calle Alcázares, que en la actualidad sigue cobijado el convento.

El día sábado 5 de marzo fue su funeral, que presidió el Cardenal Arzobispo de Sevilla D. Eustaquio Ilundain y Esteban, tras el mismo, fue enterrada en la cripta de la casa madre.

Para su beatificación, el milagro en el que se basó, tuvo lugar en Sevilla, el año de 1938. Así, Dña. Concepción García Núñez sufrió una grave neumonía con complicaciones en el único pulmón que tenía. Tras ser desahuciada por todos los médicos, sanó, tras encomendarse a Sor Ángela. Este milagro fue aprobado por la Santa Sede el día 12 de julio de 1982.

El Papa Juan Pablo II, ante el cuerpo incorrupto de la Santa

El Papa Juan Pablo II, ante el cuerpo incorrupto de la Santa

En un viaje a España, el Papa Juan Pablo II vino, entre otros lugares, a Sevilla, por lo que el día 5 de noviembre de 1982, se celebró una multitudinaria Eucaristía, en la que se beatificó a Sor Ángela de la Cruz, tratándose de la primera beatificación celebrada fuera de Roma. Posteriormente, los días 12, 13 y 14 de noviembre de ese mismo año, se celebró un triduo de acción de gracias por la beatificación en la catedral hispalense.

Para su reconocimiento como Santa, tuvieron que pasar veinte años, cuando se aprobó la curación, científicamente inexplicable, del niño Teodoro Molina Navarro, que sufría una obstrucción de la arteria central de la retina del ojo derecho y recuperó la vista. El 14 de febrero de 2002, la Consulta Médica de la Congregación para la Causa de los Santos, reconoció que esta curación era inexplicable.

El acto de canonización tuvo lugar en la madrileña plaza de Colón, el día 4 de mayo de 2003, donde el Papa Juan Pablo II la nombró Santa, junto con los españoles Pedro Poveda, José María Rubio, Genoveva Torres Morales y Maravillas de Jesús.

Procesión con el cuerpo incorrupto de Santa Ángela a la Catedral

Procesión con el cuerpo incorrupto de Santa Ángela a la Catedral

El día 7 de mayo de ese mismo año, el cuerpo incorrupto de la nueva Santa fue llevado, desde su convento hasta la Santa Iglesia Catedral de Sevilla. Durante los tres días siguientes, fue expuesto en el primer templo sevillano, para ser venerada por los fieles que asistieron al Triduo de Acción de Gracias. Tras el mismo, el día 11 de mayo, el cuerpo incorrupto, fue llevado de nuevo a la Casa Madre, entre una multitud de más de doscientas mil personas.

La obra de Santa Ángela en Sevilla, es conocida y reconocida, por lo que hablar de Santa Ángela es hablar de Sevilla, aunque esta obra traspasa la frontera de la ciudad, ya que en la actualidad, la Compañía de la Cruz tiene más de 50 conventos, 700 hermanas y unas novicias, que realizan el noviciado en Sevilla, estando presentes en países como España, Argentina e Italia y en las Comunidades Autónomas de Andalucía, Extremadura, Canarias, Madrid, Valencia, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Galicia contando entre sus actividades visitar en su domicilio a las personas ancianas y enfermas que precisan cuidados, ayudándolas en las tareas cotidianas domésticas y de aseo y prestarles asistencia tanto en lo material como en lo espiritual. Atender a las personas sin recursos que acuden a las casas de las Hermanas de la Cruz en busca de ayuda o alimentos. Residencias para ancianos e internados para niños huérfanos.

Cuerpo incorrupto de Santa Ángela de la Cruz en la capilla del convento

Todos los días 2 de marzo de cada año, se puede visitar la celda, en la que se guardan los objetos de la Santa, incluida la cama donde falleció, así como la capilla en la que se puede ver su cuerpo incorrupto o embalsamado, con cubierta de cera en manos y cara.

Grandes devociones: Nuestra Señora del Castillo Coronada, Patrona de Lebrija

Nuestra Señora del Castillo Coronada, titular de la Antigua, Fervorosa y Venerable Hermandad y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna, Nuestra Señora del Castillo Coronada Patrona y Alcaldesa Honoraria Perpetua de la Ciudad de Lebrija y San Pedro Apostol, es Patrona del municipio sevillano de Lebrija.

Comparación de la talla original y en la actualidad

Por lo que se sabía, debía ser una imagen original del siglo XV, de estilo gótico tardío, aunque la actual fisionomía está muy alterada debido a las mutilaciones y restauraciones, parece que durante el siglo XVII, con la intención de adaptar a la imagen a la costumbre de vestir. A causa de estas prácticas, lo que en la actualidad queda de la primitiva talla, es sólo el núcleo central que constituye su cuerpo, desde casi las rodillas hasta la cabeza. La parte que mejor se conserva es el busto, el cuello y parte del volumen de la cabeza. Además, persisten restos de la antigua talla de la túnica y el manto. Estas modificaciones, por suerte, no fueron más allá y no se le colocó a la imagen ojos de cristal, ni le alteraron la expresión de la boca.

Durante una de estas transformaciones perdió los brazos, las manos y el Niño Jesús, así como la parte inferior de las piernas. Las manos y el Niño actuales, se pueden remontar al momento de esta transformación y están realizados en madera de pino, con policromía al óleo, sufriendo el Niño diversas intervenciones de restauración.

Nuestra Señora del Castillo Coronada Gloriosa.

Según se recoge en el Expediente para la Coronación Canónica de la Santísima Virgen del Castillo (en el apartado sobre el estudio del valor artístico de la imagen, el Doctor Especialista en Escultura e Imaginería, D. Juan Manuel Miñarro López), la imagen es una escultura de bulto redondo y de talla completa, tallada en un sólo bloque de madera de pino. Las partes policromadas presentan una preparación de estuco refinada, no así otras partes de la escultura, debido a la mutilación.

La imagen tiene varios costeros, que la refuerzan: Dos laterales y otro central, aunque respetando la clasica curvatura goticista, dejando claro que quien intervino a la imagen, para colocarle estos costeros, debió ser un profesional que actuó respetando la estética de la obra.

La imagen de la Virgen del Castillo Gloriosa, representa la iconografía mariana de la Santísima Virgen con el Niño Jesús en brazos. La cabeza se presenta levemente inclinada y la mirada, muy expresiva, se dirige al frente, bajo unas pobladas cejas. La frente es recta y despejada y da paso a una nariz de corte clasicista de líneas suaves. La boca es pequeña, arqueada y marcando la sonrisa arcaizante del gótico. El pelo está pintado sobre los restos de las antiguas formas del manto, luciendo en la actualidad peluca postiza. La policromía es de encarnadura clara y unos coloretes muy marcados en las mejillas. La Virgen aparece con el Niño Jesús sobre el brazo izquierdo. La curvatura del cuerpo apenas se aprecia, al estar vestida la misma.

Estas consideraciones, y siguiendo el relato descrito en el citado expediente, hacen que nos encontremos con dos consideraciones aparentemente contradictorias:

Por un lado nos encontramos con una imagen común, por su apariencia visible, parecida a muchas otras que se conocen y veneran en este rincón de Andalucía, y que se define como «imagen de vestir», dentro de la estética barroca. Por otro lado la convierte en imagen singular, teniendo en cuenta su origen antiguo e incierto, su proceso de transformación y restauración. Y también tiene algunas cualidades para denominarla como un ícono de cualidades únicas.

Nuestra Señora del Castillo Coronada, el Jueves Santo.

Se tiene constancia del primer documento, con referencia a la Virgen del Castillo, en una relación de misas que se dijeron, el año de 1641, por los hermanos difuntos, y que se detallan en sus Reglas, tomando ese año como fecha de su fundación. Era aquella un única Cofradía, con doble vertiente que se mantiene a día de hoy, pues celebra sus diferentes festividades: Jueves Santo Dolorosa y el 12 de septiembre Gloriosa, festividad del Dulce Nombre de María, procesionando en ambas ocasiones.

La primera referencia documentada de la Virgen del Castillo como patrona de Lebrija, se puede encontrar el 19 de abril del año de 1643 que, por aquella época, ya era venerada en el pueblo y alrededores, y como consecuencia de un Decreto, que se publicó ese mismo año, en el que se ordenaba que «en todas las ciudades, villas y lugares se celebrara cada año una fiesta solemne a Ntra. Sra., sacando la imagen suya de más devoción que hubiera y se llevara en procesión a la Iglesia Mayor para hacer una novena con sermón». Así fue como se acordó celebrar la festividad » a la Virgen María Nuestra Señora del Castillo -según recoge este acta- que es la protectora y patrona de esta villa y por cuya intersección reciben particulares favores de Nuestro Señor”.​

A finales del siglo XVII acompañaba, en Semana Santa, al titular de la actual Hermandad del Santo Sepulcro que, por aquel entonces era una imagen crucificada, bajo el título de Hermandad de Nuestro Señor Jesucristo de las Cinco Llagas, con la participación de disciplinantes y al que acompañó, la tarde del Jueves Santo, hasta el año de 1771, año en el que se incorpora la imagen de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna.

La Virgen del Castillo el día de su Coronación Canónica.

Tras los sucesos ocasionados por el terremoto de Lisboa, el 1° de noviembre del año de 1775, que en Lebrija causó pocos daños, (según se cuenta por la poderosa intersección de Nuestra Señora, que oyó el grito de angustia lanzado por los lebrijanos: “Madre mía del Castillo, salvadnos”), el Ayuntamiento quiso proclamarla Patrona de Lebrija, en Cabildo celebrado el día 26 de ese mismo mes, oficializando lo que durante muchos años los lebrijanos y lebrijanas ya venían profesando.​

En el año de 1849, en la visita girada a Lebrija del Arzobispo Gregorio López, mandó elaborar nuevas Reglas para la Corporación, que terminó aprobando el Arzobispado en el año de 1850. Estas Reglas, de cinco puntos, recogían la obligatoriedad de creer y defender el misterio de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, la obligación de recoger a los titulares de la Cofradía el Jueves Santo, antes de la puesta del sol, así como exigir permisos para que los hermanos procesionaran con el rostro cubierto, entre otros.

La Hermandad llegó a desintegrarse, por la muerte de su entonces Hermano Mayor, D. Andrés Sánchez de Alba, a finales de aquel siglo. Siendo reorganizada hacia el año de 1908, al hacerse cargo de ella D. José Sánchez de Alba López.

Momento de la Coronación de la Santísima Virgen.

En el año de 1955, El Ayuntamiento lebrijano en sesión plenaria, bajo la presidencia del entonces alcalde D. Antonio Álvarez Aguilar, tuvo a bien ratificar, aclamar y declarar el nombramiento de Nuestra Señora la Virgen del Castillo como Patrona de Lebrija. Y, en el año de 1966, se constituye la primera cuadrilla de hermanos costaleros de Lebrija y de España, compuesta por: Manuel Fuentes Macías “ Mabolo el Hormiguita”, José Jiménez Fernández “El Chofer”, Miguel Fuentes Macias “ Miguel el Hormiguita”, Juan Jiménez Dorantes, José González Ortega “Quitito”, Jerónimo Guijo Ferrera “ El Escabeceño”, José Bernal Cruz “Abujero”, Diego Muñoz Ruiz “Peralta”, José Mª Muñoz Ruiz “Chato Perlino”, Juan José Perlino Gómez “ El Pelón”, Juan Aª González Romero “ El Paula”, José Cárdenas García “Pepillo Maíz”, Francisco Cumbrera Gómez “Tarta”, José Mª Sánchez Ruiz “Gilo”, Pedro Gutierrez Millán «Pachona», José Cala Rivas «Calilla», José María Gutierrez yejero “El Gutierrez”, Luis López Castell “Pizarro”, Francisco Fuentes Macías “Baísco”, Domingo Sánchez Alcon “El Melón”, Juan Torres Surez “El Mesone”, José Pérez Sánchez “ El Torero”, Francisco Pérez Sánchez “Hermano Riparia”, Juan Andrés Miranda Gandullo “Pionono”, Agustín Bernal Cruz “Abujero”, José Catalán Gómez “Pepillo Catalán”, José González Cordero “Culito”, Antonio Muñoz Ruíz “El Tate”, Antonio Cordero García “Chaaco”.

Primera imagen de la Virgen del Castillo tras su última restauración.

Ya en el año 2005, más concretamente el 26 de noviembre, se conmemora el 250 aniversario del patronazgo de Nuestra Señora del Castillo sobre Lebrija, que se realizó a semejanza del II Centenario, en la plaza de España junto con el patrón San Benito, y que presidió el Cardenal Arzobispo Fray Carlos Amigo Vallejo, que sirvió para concederle, en pleno Extraordinario del Ayuntamiento, la primera medalla de oro de la localidad y su nombramiento como Alcaldesa Honoraría Perpetua y el título de Patrona Canonica lebrijana por parte del Arzobispo Amigo Vallejo.

En octubre de 2008 se iniciarían los trámites para coronar canónicamente a la Santísima Virgen, siendo en enero de 2010, en una visita del Arzobispo hispalense, D. Juan José Asenjo Peregrina, cuando se anunciaría que la Coronación Canónica Pontificia de Nuestra Señora del Castillo tendría lugar el 12 de octubre del año 2012, festividad de Nuestra Señora del Pilar.

Tras un riguroso proceso de análisis, estudio, investigación y restauración, teniendo en cuenta las necesidades de conservación de su materialidad, siempre desde el punto de vista del valor devocional de la obra, que se le realizó en el año 2016 por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH), la entidad Andaluza coloca la ejecución de la obra entre el último tercio del siglo XIV y principios del XV.

Según aseguraron, desde el IAPH, el tratamiento consistió en la conservación material de la obra, «garantizando siempre la correcta percepción de la imagen y de sus valores patrimoniales, máxime cuando se trata de una obra de arte que tiene unida un fuerte valor devocional y una función de objeto vinculado al culto religioso».

Mis agradecimientos a Miguel Ángel Velázquez Guerrero.

Aquel 28 de diciembre

Amanecía el día de la festividad de los Santos Inocentes con las típicas noticias a modo de broma. En la gran mayoría de los medios de comunicación cofrade, incluido este en el que me leen, y hasta alguna página oficial de Hermandades, la noticia-broma decía que habría procesiones la próxima Semana Santa.

Las interacciones en estas publicaciones no se hacían esperar: A unos les divertía, otros descubrían la inocentada enseguida y comentában con un «inocente» y hasta alguno, se sentían ofendido y atacados sus sentimientos. A estos últimos, los ofendiditos por todo, no perderé el tiempo en explicarle en qué consiste ese día ni qué es una inocentada, ya que la vida es así, y pronto se darían con la realidad de frente.

A las pocas horas del amanecer de aquel mismo día 28 de diciembre, ni más ni menos cual inocentada, el Arzobispo de Sevilla rubricó un decreto que iba a hacer correr ríos de tinta, e incluso a algunos les iba a provocar espasmos. En este decreto confirmaba lo inevitable y lógico: El Arzobispo de Sevilla, Asenjo Peregrina, decretaba que no habrá procesiones ni culto en la vía pública para la Cuaresma y la Semana Santa de 2021, debido al coronavirus.

Nada más ser publicado, las redes sociales, eran un hervidero y muchos decían sentirse defraudados y engañados. ¿Engañados? Otros decían que era una decisión precipitada, cuando sabemos perfectamente que, a esas mismas personas, les parecerá mal la decisión, se tome cuando se tome. Cualquier persona en su sano juicio sabía y sabe que en 2021, no habrá ni procesiones en Semana Santa, ni feria ni ningún evento multitudinario que acarree aglomeraciones multitudinarias, estamos en Estado de Alarma, hasta mayo, así que ustedes mismos. ¿Para qué alargar más esa agonía?

Mientras tanto, al día siguiente, los Consejos y Agrupaciones de Hermandades de las restantes provincias andaluzas y Jerez, emitían un comunicado conjunto en el que se desmarcaban del Arzobispo hispalense y aclaraban que no se había tomado decisión alguna y que trabajaban, con obispados y ayuntamientos, para tomar una decisión, una vez finlizase la Navidad.

Sólo 48 horas después del comunicado sevillano,sin esperar a que terminase las fiestas navideñas, el Arzobispo de Granada, «en comunión» con la decisión del Arzobispo Asenjo, tomaba idéntica decisión, siendo seguido el día 8 de enero, ya de 2021, por el obispo gaditano y dejando en papel mojado o, como diría mi tía, como la Chata de Cádiz, el comunicado de los Consejos de Hermandades andaluces. Incluso alguno pensaba que los obispos le estaban haciendo la tarea a los políticos, al tomar esta difícil pero sensata decisión.

La cuestión que ya está sobre la mesa es ¿Cuánto tardarán el resto de obispados en seguir el camino del Arzobispo Asenjo? ¿Realmente alguien pensaba que, de alguna manera, y viendo cómo evoluciona la pandemia en nuestra Comunidad Autónoma, podría caber la posibilidad de que hubiera desfiles procesionales en 2021? ¿Realmente esas personas no saben ni son conscientes de lo que estamos viviendo? ¿Quizás esas personas están más preocupadas por la fiesta y el folklore? La Semana Santa se seguirá celebrando, aunque no aprendimos a vivirla desde dentro el año pasado, y este 2021 nos dará otra oprtunidad.

Quizás como cofrades, católicos y cristianos, los que sienta malestar porque no haya procesiones, deberían tener más empatía y consideración con los enfermos de Covid o con las familias que han perdido algún ser querido por la pandemia.

Arrancando el nuevo curso

Ha comenzado el nuevo curso cofrade 2020/2021 y parece haber empezado algo raro y convulso.

Por un lado se fue quien ha sido el tercer obispo de la diócesis de Asidonia-Jerez, D. José Mazuelos Pérez, a su nuevo destino, Canarias, y aún aquí no sabemos quien tomará las riendas como cuarto obispo Asidoniense. En su lugar han nombrado al sacerdote, Federico Mantaras, como Administrador hasta la llegada del siguiente prelado. Llegados este momento me hago la pregunta, que también se hacen muchos, y no es otra que si tenían pensado desplazar a Mazuelos a Canarias, ¿Por qué no han nombrado en ese mismo momento al obispo para Jerez? Parece poco seria la cuestión.

Por otro lado, en el apartado de ocurrencias, llegaron algunos para azuzar la idea de que el año que viene habrá Semana Santa con procesiones, visto el acto organizado por el Gran Poder con motivo del 400 aniversario de la hechura del Señor de Sevilla. En estas se han ido suspendiendo procesiones, como las del Rosario, y algunos Rosarios de la Aurora, que ha válido para que la Unión de Hermandades de Jerez emitiese un comunicado apoyando a todas las Hermandades y a la religiosidad popular y en el que recalcaba que «…la caridad es uno de nuestros fines, pero el fin primordial es el culto, y para las cofradías el culto público es su razón de existir. El culto público está recogido en nuestros derechos constitucionales como uno de los garantes de la Libertad y la Igualdad entre los ciudadanos, así como el derecho a la libertad de expresión y manifestación pública de personas e ideas o creencias. Cuando los teatros y cines, los campos de fútbol y otras muchas actividades abren sus puertas, no entendemos como aún no se pueden celebrar manifestaciones de fe en la calle con las medidas de seguridad pertinentes y sí otras manifestaciones o actos de diferente índole.» Igual sería un poco extenso explicarle al máximo órgano de las Hermandades jerezanas que el culto público se da en cada Eucaristía, en cada Triduo o Novena. Que el culto público, como lo llaman, no obliga a sacar ninguna procesión, máxime con la que tenemos encima, que por no aprobar un Rosario en la calle, nadie está atacando la libertad de expresión de nadie ni su fe y que es muy fácil gestionar un cortejo procesional o el público de un teatro o cine, pero muy difícil al público que asiste y se mueve en un acto en la calle. Está claro que el problema no son las Hermandades sino en el público asistente ¿Quién controla tal masa de personas? Para mi parecer, es incomparable un acto con público acotado, sentado y controlado, como el del Gran Poder, a unas procesiones con miles de personas en las calles y sumado a la imposibilidad de distancia interpersonal. De echo lo hemos visto y lo vemos a diario en fiestas y en aglomeraciones. Igual el gusanillo de procesiones que, reconozco, tanto critico porque pienso que no es el momento, les hace no ver esto a unas personas que no entiende que no es tiempo de andar con estas. Igual algunos actos simplemente no estaban bien organizados y, por ello no se permitieron, ya que en fechas posteriores se han permitido otros de la misma índole. Creer ahora mismo que habrá procesiones en 2021, es autoengañarse y, lo que es peor, decir a otros que las habrá, es engañar a los demás.

Debo reconocer que echo en falta esa rapidez, por parte de esa institución y de otras tantas, en hacer comunicados porque, supuestamente, atacan la fe o libertad de algunos (la mía no), para otros casos que quizás son más peliagudos, como el supuesto caso de abusos en la parroquia de San Rafael. ¿Por qué no lo hacen? Quizás la respuesta es sencilla: Es más fácil mirar la casa ajena, que la propia. No utilicemos las Cofradías para fines espurios, que ya cansan quienes no saben separar la fe de otras cosas.

Como siempre digo, haya o no pasos en la calle para el 2021, Semana Santa sí habrá, lo principal está y estará en el Sagrario, en el culto a nuestros Titulares (con procesión o no) y en el verdadero mensaje de amor al prójimo. Esa es la verdadera manifestación de Fe. No es el momento de pensar en sacar pasos a la calle. No se va a hundir el Cristianismo por no sacar procesiones. Son más de dos mil años de historia y se ha pasado por todo. Seamos coherentes con esto, porque todos sabemos lo que implica la Semana Santa y lo que nos jugamos. Quizás este tiempo sirva para engrandecer el patrimonio de nuestras Hermandades, quizás este tiempo sirva para que reflexionemos, quizás este tiempo sirva para hacer verdadera Caridad con el que sufre y lo necesita. Quizás este tiempo sirva para hacernos a todos un poquito mejor.

Cerrando el curso

Se suele decir que las cosas no son cómo empiezan, sino como terminan. Algo así ha sucedido en este curso cofrade. Comenzó por el mes de septiembre de 2019 con grandes expectativasy con muchos proyectos en todas las Hermandades.

Las Glorias tocaban casi a su fin y se abría el camino hacia la Natividad del Señor, con el montaje de belenes, la organización de tómbolas y la preparación de la campaña de Navidad. Los ensayos se comenzaban a planificar, algunos a realizar y los estrenos ya se agolpaban de cara a la inminente Semana de Pasión.

Sólo se celebraron unas pocas jornadas de besapiés y besamanos. Los ensayos se tuvieron que suspender y los triduos y cultos, se verían pospuestos o realizados de manera on-line. Muchos no se lo creían pero, el coronavirus había llegado para quedarse y con su «visita» no esperada ni deseada, los desfiles procesionales se suspendieron y las imágenes Titulares se quedaron en sus templos.

No hubo casi nada que montar ni desmontar. Las Vírgenes se quedaron en sus altares, vestidas de hebrea, hasta mucho después del tiempo cuaresmal. Las iglesias se quedaron vacías y todos tuvimos que adaptarnos a la nueva realidad que nos traía el dichoso virus.

Pasados los meses, casi al cierre del curso 2019/2020, se volvió a la llamada «nueva normalidad», en la que los templos, con su capacidad limitada al público, volvían a hacerse con el ritmo del día a dia, aunque manteniendo una serie de normas por todos conocidas. Con la llegada de esta «nueva normalidad» las procesiones y romerías seguirían sin aparecer, ya que no se permitían aglomeraciones publicas, y celebraciones como el Rocío o el Corpus comenzarían a caer del calendario. Tras ello, se suspenderían todas las procesiones futuras, y se celebrarían misas y actos en las iglesias.

Como decía al principio, las cosas no son como empiezan, sino como terminan. Y el curso cofrade, en la provincia de Cádiz, ha terminado con dos anuncios que, en el momento de su futura celebración, estoy seguro que harán olvidar todo lo pasado, como son las coronaciones canónicas de la Virgen de las Penas de la Hermandad de la Palma gaditana y de la jerezana Virgen de la Estrella. También terminamos este curso cofrade con un obispo de Asidonia-Jerez que pronto nos dejará, para marcharse a la tierra del mojo picón y al que aprovecho, una vez más, para desearle lo mejor.

El futuro es incierto, algunos esperaban la llegada del mes de septiembre, para vivir esas anunciadas procesiones post-verano, pero las festividades fijadas de ese mes, como la de la Patona de El Puerto de Santa María o la de Granada, ya han sido suspendidas, por lo que es más que probable que sigamos a cero, en lo que a procesiones se refiere. Y los más agoreros (o realistas) ya avisan de que la Semana Santa de 2021, podría quedarse sin procesiones igualmente.

Como dije en un anterior articulo, todo esto quizás sea un aviso para que vivamos lo realmente importante, que es el recogimiento de las celebraciones internas. Sea como sea, que lo que esté por venir sea sólo un fiel reflejo de nuestros actos. Sólo queda desear que todo esto pase lo más pronto posible y que seamos responsables durante este tiempo estival.

Grandes devociones: Nuestra Señora del Carmen Coronada, Jerez de la Frontera

Primer plano de la Santísima Virgen del Carmen

La Real Hermandad de Damas y Caballeros de Nuestra Señora del Carmen Coronada de Jerez de las Frontera es quizá una o la más importante de las Hermandades del Carmen de la zona, no sólo por su historia sino por ser la primera Virgen bajo esta advocación y la octava coronada canónicamente.

Es la Santísima Virgen una talla cuya autoría es anónima, de gran tamaño, del siglo XVIII, que llegó de Sevilla en el año de 1586, instalándose en el Hospital de la Sangre, antiguo asilo de San José. Acompaña a la Imagen un Niño Jesús que porta también una espectacular corona y luce ricos vestidos bordados en oro.

Despues de tener que entregar el convento para los enfermos de peste, en el año de 1600, y transformarlo en un hospital a las afueras de la ciudad, los frailes vivieron en domicilios particulares hasta construir el nuevo templo. Desde entonces fue creciendo tanto la devoción a la Reina del Monte Carmelo, en la ciudad de Jerez de la Frontera, que en el año 1925 fue coronada canónicamente en el parque González Hontoria, gracias, en buena parte al prior Fray Luis María Llop y a los que serían más tarde los padrinos de esta coronación D.Fernando de Soto y Aguilar y Dña. Carmen Domecq y Núñez de Villavicencio, marqueses de Arienzo y de Santaella, Condes de Puerto Hermoso y Grandes de España.

La coronación.

La Virgen del Carmen a los pies de la Giralda

En mayo del año 1922 salió a concurso el anteproyecto de la corona. Por ello se recibieron 16 bocetos, llegando a seleccionarse tres de los que saldría la corona de la coronación. El jurado creado para tal efecto seleccionó el boceto presentado por el valenciano D. José David, de Játiva. Su obra constaba de dos partes: La imperial y la ráfaga, estando realizada en oro de ley y contando con alrededor de diez mil piedras preciosas de diferentes tipos. Este proyecto llamó la atención por su voluminoso acabado y por sus seis kilos y medio de peso.

Fueron muchos los jerezanos de toda condición que, años antes, quisieron aportar su donación de oro para poder culminar con éxito la corona de la Virgen. La corona tenía un peso de seis kilos y medio, si bien más tarde tuvo que ser reforzada la estructura, llegando a pesar diez kilos.

La mañana del día domingo 19 de abril de 1925, llegó la presea a la ciudad de Jerez, siendo lleva en un coche y escoltada por un capitán y algunas parejas de la Guardia Civil. Quedó expuesta en el palacio de los Condes de Puerto Hermoso y en el Ayuntamiento, para que la viese todo el pueblo jerezano.

En las jornadas previas al día de la coronación se realizaron dos quinarios en San Miguel y Santiago, después dos triduos preparatorios en la Santa Iglesia Catedral y en la Basílica del Carmen y al término se realizó, en esta última, una Vigilia de Adoración Nocturna.

El ajuar de la Virgen expuesto el 15 de julio en la Basílica

Ya el día de la coronación, a las tres y media de la madrugada, empezó una serie de once misas consecutivas que se celebraron hasta las ocho y media de la mañana, cuando la Virgen dejó la Basílica para hacer historia. A la Imagen la acompañaban la comunidad carmelita, el clero secular y el Ayuntamiento deala época bajo mazas.

Antes de la llegada de la Santísima Virgen al parque, donde ya esperaban miles de jerezanos, llegó un tren especial, que venía de San Fernando, con una Compañía integrada por los alumnos de la Escuela Naval, una Compañía de desembarco del acorazado Alfonso XIII y otra de Infantería de Marina. Los Reyes de España, Don Alfonso XIII, que vestía uniforme de Capitán General de la Caballería de Lanceros con Toisón de oro así como otras condecoraciones, y Doña Victoria Eugenia, también hicieron su entrada y, tras ellos, llegó el Nuncio de Su Santidad, Monseñor Federico Tedeschini, con muceta de armiño y capa púrpura de cola larga.

Nuestra Señora del Carmen en su paso

Se acercaba el paso con la Santísima Virgen por la, por entonces avenida de América, hoy Álvaro Domecq y la expectación crecía en el interior del González Hontoria. El silencio sólo fue roto cuando el Nuncio puso la corona en la cabeza de la Reina Carmelita, que hizo replicar todas las campanas de la ciudad.Tras la coronación, NuestrNuestra Señora del Carmen coronada, se dirigió hasta la catedral, por entonces Colegiata, para presidir un Pontifical de Acción de Gracias, al que también fueron los Reyes, y un Triduo.

Como anecdota, cabe destacar que en los años 50, procesionó con la corona de Santa Maria de la Paz en su Mayor Afliccion, de la Hermandad de la Coronación de Espinas, por miedo a que la corona fuese robada.

Fueron muy festejados tanto el 25 como el 50 aniversario de la coronación, demostrando el arraigo y la devocion que la ciudad le tienen a la Virgen del Carmen. Ya en el año de 1951, la Imagen fue elegida para presidir la procesión magna de sevilla, en la que se conmemoraba el VII centenario de la entrega del Santo Escapulario a San Simón Stock.

Las dos devociones de Jerez: La Virgen del Carmen y la Virgen de la Merced

Es innegable el fuerte arraigo de la orden y la Imagen Carmelita en la ciudad de Jerez de la Frontera, tanto que algunos le dan casi más importancia que a la propia Patrona, aunque es innegable el amor del pueblo jerezano a sus dos Vírgenes de gloria coronadas. Es mucho el público que acude cada día y cada vísperas a la Basílica, para rendir pleitesía a la Virgen marinera, que riega cada 16 de julio las calles con olor a rosas y nardos, al son de la banda Maestro Tejera de Sevilla que, con sus sones, acompañan a una de las tallas más importantes de la provincia gaditana.

En la víspera de la festividad, la Basílica acoge a las 12 de la noche la Salve o Saludo a la Virgen, que se celebra con un templo a rebosar y lleno de solemnidad. Después del mismo, los asistentes suben al camarín de la Virgen para verla de cerca y poder observar, en la antesala del mismo, todo el ajuar que la Sagrada Imagen y el Niño Jesús llevará en su procesión de Alabanzas del día siguiente.

En la actualidad la Hermandad se encuentran inmersa en la organización del centenario de la coronación canónica de su Títular, el próximo mes de abril de 2025.

Hasta siempre Don José

Era un secreto a voces que el obispo de Asidonia-Jerez, D. José Mazuelos Pérez, sería trasladado a otra Diócesis. Enseguida comenzaron las quinielas para saber su próximo destino y el nombre de su sucesor. A pesar de ser algo esperado, nos cogió de sorpresa en la mañana del pasado lunes. Una rueda de prensa, celebrada a las 12:00 horas en el salón de actos de Juan Pablo II, en la que el propio Mazuelos anunciaba su adiós y su nuevo destino, Canarias.

Se va el tercer obispo de la diócesis, antecedido por el difunto D. Rafael Bellido Caro y el Castrense D. Juan del Río Martín. Un obispo nombrado el día de su Santo, hace más de diez años y que ha intentado poner orden en algunos campos, sobre todo en lo relacionado con las Hermandades, aunque a veces, y en mi modesta opinión, se pasó de frenada, si bien es verdad que no le quitaré ni un ápice de buena voluntad a estas decisiones.

Sonó para ser obispo de Huelva, por la jubilación de D. José Vilaplana Blasco, pero con el nombramiento de D. Santiago Gómez Sierra, obispo auxiliar de la Archidiócesis de Sevilla, como nuevo prelado onubense, se comenzó a hablar de Canarias como su próximo destino, como finalmente ha sido.

Era un obispo que venía de la Archidiócesis sevillana y eso, a algunos, le sonaba bien por aquello de tener un obispo cofrade y proveniente de Sevilla. En la práctica ha tenido que lidiar con algunos temas peliagudos como la destitución de la Junta de Gobierno de la Hermandad del Prendimiento jerezano, también ha intentado poner orden en las salidas extraordinarias y algo importante como el voto por correo de personas que viven fuera de la provincia eclesiástica peninsular a la que pertenece nuestra Diócesis, entre otras muchas cosas. Se deja temas en los que no ha querido o simplemente ha preferido o no ha podido entrar, como la vuelta del Sábado Santo.

Esperemos que en su nuevo lugar, el archipiélago canario, le vaya lo mejor posible y que todas las decisiones que tome, sean para bien. Al futuro obispo de Asidonia-Jerez, sea quien sea, desearle lo mejor y pedirle mano izquierda y paciencia con el complicado mundo cofrade, que falta le va a hacer.

Lo dicho, mucha suerte y hasta siempre Don José.

Grandes devociones: Nuestra Señora de los Reyes Coronada, patrona de Sevilla

Nuestra Señora de los Reyes coronada es una imagen, sedente, de tamaño natural, atribuida a la escuela francesa y de autor anónimo y fechada en la primera mitad del siglo XIII. Sus facciones son de estilo gótico y está realizada en madera de alerce. Es de las llamadas de candelero, por lo que solo tiene talladas las manos, cabeza y pies. El pelo de la imagen es de hilo de oro trenzado y su cuerpo está recubierto de pergamino, con una policromía de gran realismo en manos y cara. Porta una imagen del Niño Jesús, también del siglo XIII, de unos 60 centímetros de altura, de idéntico parecido con la Virgen.

La historia de la Virgen de los Reyes cabalga entre la realidad y la leyenda. Unos cuentan que fue creada por ángeles del cielo, otros que fue donada al Rey Fernando III de Castilla por el Rey Luis IX de Francia, de ahí que se la conozca como Virgen «Fernandina». También se dice que el monarca la vio en sus sueños y mandó hacer una talla idéntica y que la acompañó en la reconquista. En este sueño, el Rey, vio a la Virgen sentada con su hijo en brazos y le dijo: «Fernando, por tu gran piedad, yo te prometo que habrás de conquistar Sevilla». El Rey dejó escrito en su testamento su deseo de ser enterrado a los pies de la Santísima Virgen y, a día de hoy, reposa el monarca junto a Ella. Otra versión es que encontró a la imagen y por esa razón, la acompañó en la reconquista. Lo que si parece más certero es que llegó a la catedral por mediación de Alfonso X el Sabio.

Primer plano de la Virgen de los Reyes y el Niño Jesus

El 4 de diciembre del año 1904, se convirtió en la primera Virgen en ser coronada canónicamente de Andalucía. El acto tuvo lugar en la catedral sevillana por el arzobispo de Toledo y primado de España, el cardenal Ciriaco María Sancha, siendo la única Virgen sevillana que no ha sido coronada por un cardenal o arzobispo de Sevilla ni tuvo madrinas ni padrinos para este acto. Lució la imagen un manto, de tisú celeste con bordados en plata, que fue donado por la condesa de Casa Galindo para estrenarlo, en el triduo preparatorio de la coronación, los días 1, 2 y 3 de diciembre.

En el año 1939 se le concedieron honores de capitán general, portando fajín, y años más tarde, el 15 de agosto de 1946, se la reconoció como patrona general de Sevilla. El Papa Pío XII proclamó este día, por el breve pontificio Quam Fervida, patrona general y principal de Sevilla y su archidiócesis. El día 24 de noviembre de ese año, realizó una procesión al Consistorio sevillano, para dar a conocer la proclamación de su patronazgo general sobre la ciudad. Procesionaron con Ella, en sus pasos, la Virgen del Pilar, la Amargura, la Virgen del Valle, Nuestra Señora de Todos los Santos, la Virgen del Amparo y la Virgen de la Esperanza Macarena.

La Sagrada Congregación de Ritos, instituyó la festividad litúrgica de Nuestra Señora de los Reyes, para el día 7 de agosto con rito doble de primera clase y octava común el 25 de junio del año 1947.

Como hemos visto anteriormente, en su coronación canonica, la patrona sevillana, ha sido la primera en muchas cosas, entre ellas, en el año 1958, se le impone la Medalla de Oro de la ciudad de Sevilla, siendo la primera imagen en ostentarla.

En su procesión anual, en su corto recorrido por los alrededores de la Seo hispalense, la Virgen realiza en las esquinas de la misma unos giros completos llamados «posas», y que consisten en que el paso es vuelto hacia la presidencia eclesiástica, que va detrás, y detenido, tras lo cual se inciensa a la Virgen y se rezan las preces correspondientes a la hora tercia del breviario, que es la que corresponde con la procesión.

En el año 2004, coincidiendo con el centenario de su coronación canonica, salió en procesión extraordinaria, en la que llevaba el mismo manto con el que se coronó cien años atrás.

Fue en el año 2006 cuando la procesión tuvo que cambiar su traficional itinerario, debido a las obras alrededor de la catedral, que llevó a la Virgen a recorrer el vecino barrio de Santa Cruz, que se adornó para tal ocasión. Lucía ese año la Virgen el manto, donado por la duquesa de Montpensier, bordado en oro sobre terciopelo rojo. Sevilla respondió a tan histórica procesión de manera multitudinaria.

En el año 2013, con motivo del Año de la Fe, presidió de forma extraordinaria el 27 de abril, el Pregón de las Glorias de María en el altar del Jubileo de la catedral. Ese mismo año, el sábado 11 de mayo, salió en procesión extraordinaria, ataviada con el manto de la coronación, a la misma hora que lo hace cada 15 de agosto, las ocho de la mañana, en Rosario de la Aurora. Cada misterio fue ofrecido por los frutos del Año de la Fe y otras intenciones.

El ajuar que posee la Virgen de los Reyes es de gran valor económico, artístico y sentimental. Entre estos objetos se sabe que la patrona sevillana posee tres coronas, siendo las más valiosa la de la coronación. Una de estas preseas es la denominada de las filigranas, que tiene engarzadas amatistas, esmeraldas y perlas, y que sustituyó a la robada en el año 1873. Es la que suele utilizar durante sus cultos y fue realizada Manuel González Rojas en 1876, siendo la de salida, hasta la coronación canónica de 1904. Otra de las coronas es la que suele lucir, durante todo el año, en su camarín y está fechada a finales del siglo XVIII. La de salida o de la coroncion, es de las piezas más valiosas de todo su ajuar, que sirvió para coronar canónicamente a la Imagen en 1904 y que ejecutó Pedro Vives y Ferrer. Es de estilo bizantino, con aro ornamentado con hileras paralelas de brillantes, con ocho coronas entre piedras y esmeraldas, que significa su reinado sobre los reyes, su canasto es octogonal y en él figuran los cuarteles del escudo de España, silueteado por una vara de rosal con tallos de esmeraldas, abriéndose en la rosa, ocho varas en color con semillas de brillantes y perlas. Todo ello, rematado por cuatro ángeles de oro esmaltado y un frontal que posee una gran perla irregular. Tiene casi 12.000 piedras y un peso de 2.550 gramos.

Algunos de los pecherines que posee la Virgen

Tiene la Virgen, aunque no los suele llevar puestos, varios anillo donados por diferentes cardenales de la Archidiócesis, como el de los cardenales Segura o Bueno Monreal. El Niño Jesús también tiene piezas valiosas, como son los cinco pares de zapatos, que suele llevar a juego con los de la Virgen. También tiene dos palmas: Una de brillantes y oro blanco, que es la que lleva en la procesión y el resto de año otra de diseño más sencillo.

Cabe destacar los distintos pecherines que posee, entre los que destaca uno, realizado a partir de pulseras, broches y monedas de oro, donados por devotos y confeccionado por las camareras de la Virgen. Otra de estas piezas es el pecherín más valioso, que porta cada 15 de agosto, realizado con brillantes y llevando en su centro la medalla de hija adoptiva de la ciudad de la Infanta María Luisa, que se la donó a la Imagen. El llamado pecherín de las turquesas, que está presidido por la medalla de la Guardia Civil, fue donado por una comision del instituto armado y fue elaborado a partir de broches de capas pluviales del siglo XVI.

El denominado pecherín de corales, que originalmente formaban parte de una tiara, es el que suele utilizar para los besamanos y es uno de los más apreciados por los de votos. Fue donado por el Rey Luis Felipe de Francia. El de topacios y Esmeraldas, que suele llevar durante la Novena, es de un valor incalculable. Tiene otro más realizado por amatistas y aguamarinas de gran belleza.

Entre los mantos, tiene cinco de salida: El verde, bordado en oro, siendo una greca de estilo renacentista. Fue donado por la Reina Isabel II en el año de 1853 y fue realizado por las bordadoras de Cámara de la Reina, Margarita y Rosa Gilart Jiménez. El de tisú blanco, donado también por la reina Isabel II en el mismo año que el anterior, y es conocidos como el de los castillos y leones. El manto rojo, de estilo barroco y confeccionado en el siglo XIX, fue donado por la infanta María Luisa Fernanda de Borbón, duquesa de Montpensier. Esta pieza esta bordada en oro y contiene flores. El de la Coronación, que se estrenó en 1904, y fue ejecutado en los talleres de Olmo y donado por la Condesa de Casa Galindo. Este es uno de los de mayores dimensiones que tiene la Virgen y fue diseñado por Herminia Álvarez Udell. El último manto de salida es el denominado manto del Congreso de 1929, que fue estrenado ese mismo año, en la procesión organizada en el Congreso Mariano celebrado en Sevilla. Esta realizado en tisú salmón, bordado en seda y oro por las camareras de la Virgen, las Hermanas de la Cruz. Fue un regalo de la Duquesa de Osuna, que donó los materiales para su confección. En total cuenta con más de noventa mantos, tanto los cinco de salidas, como numerosos para cultos, para diario y besamanos.

Nuestra Señora de los Reyes Coronada en su paso de «tumbilla»

El paso en el que procesiona, cada 15 de agosto, es un paso de palio, llevado por costaleros y denominado «de tumbilla», que fue realizado por el orfebre Juan Talavera en el año 1914 y es adornado para su salida procesional con miles de varas de nardos.

La Virgen se venera, durante todo el año, en la Capilla Real de la Santa Iglesia Catedral hispalense.

El Corpus de la «nueva normalidad»

Dicen que hay tres jueves que brillan en el año más que el sol, uno de ellos el Corpus, y así fue. Un jueves Eucarístico fresco, pero brillando el rey sol, como reza el dicho popular. Con éstas, se celebraba la festividad del cuerpo y sangre de Cristo, en toda España, en unos templos a medio gas, debido en parte a las normas del Estado de Alarma, que sólo permite el 50% del aforo, en parte, y seamos realistas, a que no hubo procesión por las calles y el bullicio, en algunas ciudades, de años anteriores para verla, no existió.

Con la normativa vigente, que no permite grandes aglomeraciones, si no se puede mantener la distancia de seguridad, y con la petición de la Junta de Andalucía, del 2 de junio, que pedía a los Ayuntamientos no convocar ni organizar fiestas o romerías en los meses de junio, julio y agosto todo, respecto a procesiones en la calle, estaba despachado.

Este ha sido el Corpus de la nueva normalidad. Una normalidad a la que, queramos o no, nos tendremos que ir acostumbrando. Un Corpus de procesiones claustrales, de Eucaristías para quienes verdaderamente han querido participarparticipar, aunque a algunos les mande más el cargo. Un Corpus, por qué no decirlo, especial. Este Corpus Christi pasará a la historia, así como las festividades de los siguientes meses, por el recogimiento interno y la falta de procesión posterior. Tal vez estemos viviendo algo histórico, más allá del no procesionar de pasos, y simplemente esta nueva normalidad venga a enseñarnos que, de esta manera, el culto a los Titulares es más fructífero y más personal.

Verdad es, a pesar del límite de aforos, que la celebración eucarística estuvo cargada en la mayoría de los casos de una solemnidad casi olvidada, donde Jesús Sacramentado se hizo más presente que nunca. ¿Quizás el que después no hubiese procesión, hizo a los asistentes centrarse más en lo verdaderamente importante de este día? ¿Quizás quede demostrado que, algunos, siguen sin tener claro que esto va antes que cualquier procesión? Quizás no ha sido sólo el coronavirus el que ha «vaciado» las iglesias.

Sea como sea, esta nueva normalidad, traerá momentos internos, con la celebración de las venideras festividades que, seguro, servirá para seguir pensando y reflexionando sobre lo que estamos viviendo y darle la importancia que tiene cada cosa sin dramatizar.

¿Qué está pasando?

Es lo que me pregunto al ver la última «restauración» de una obra de arte Sacra. En este caso se trata de la imagen canaria del siglo XIX, la Virgen de los Dolores de Arucas, que ha sido repintada. Esta intervención, de la que no se conoce su autor, ha corrido como la pólvora por las redes sociales y levantado ampollas entre los especialistas.

La Imagen de la Virgen de los Dolores, la obra en cuestión, es de una sola pieza, fechada en el año de 1852 y que realizó el escultor canario Silvestre Bello Artiles (1806-1874), por lo que estamos hablando de una imagen de casi 170 años.

Desde hace mucho, he oído que, cuando se restaura un sobra de arte, se debe hacer sin modificarla, intentando devolverle su estado original, pero sin añadir ni quitar nada. En el capítulo de «restauraciones estrepitosas», parece que abrió la veda Cecilia Giménez Zuecos que, con el acuerdo del Ayuntamiento, se hizo «famosa» al «restaurar», en agosto de 2012, el Ecce Homo del pueblo de Borja, aunque a lo largo de la historia han existido muchas «Cecilias» que, sin tener estudios o teniéndolos, han cambiado parcial o totalmente el aspecto de algunas obras de arte.

Ecce Homo del pueblo de Borja

Entre estas imágenes «restauradas» o directamente modificadas, hay de todos los tipos y en casi todo el territorio español, así en el año 2019, se creó una gran polémica en el sevillano pueblo de Lora del Río, cuando Juan José Negrí humanizó las imágenes, del siglo XVIII, de Santa María Egipciana y San José, que se veneran en el altar del Santuario de Setefilla, y que dividió al pueblo.

Un año antes, en el 2018, María Luisa Menéndez, una pintora aficionada de la localidad asturiana de Rañadoiro, “restauró” las tallas de la Virgen María y el Niño, de San Pedro y por último la de Virgen, el Niño Jesús y Santa Ana, todas ellas de finales del siglo XV y XVI, que se conservan en la ermita del pueblo, después de pedir permiso al párroco, para llevarse las piezas y pintarlas en su casa.  

Santa Ana con la Virgen y el Niño «restauradas» por la pintora aficionada María Luisa Menéndez del pueblo de Rañadoiro

Estas imágenes, que son Bien de Interés Cultural, son competencias, en cuanto a su conservación y restauración, de la Dirección General de Patrimonio, que denunciaron que el resultado de la restauración se hizo con colores claros y brillantes, sin respetar los modelos originales.

En el año 2007 tuvo lugar una polémica restauración. En este caso la Hermandad sevillana de Santa Genoveva, restauraba a su imagen Mariana titular. Esta intervenció causó un gran revuelo, ya que la Virgen, que restauró Enrique Gutiérrez Carrasquilla, fue devuelta con la tez más blanca e hizo que Jose Paz Vélez, el imaginero que la realizase en el año de 1956, denunciase a la Hermandad por restaurar a la Virgen sin su consentimiento. El juez terminó desestimando está denuncia, ya que consideraba que el autor no podía impedir la restauración ni exigir que fuese él quien la realizase. Y añadió que la restauración y limpieza puede ser necesaria y debe ser realizada por la Hermandad, a quien pertenece, la cuál incluso está obligada a realizar, sin tener que pedir permiso a su autor. Esta restauración dividió a muchos, ya que a algunos les parecía que está imagen, como otras tantas, estaba mejor antes de la restauración que después de la misma. Como se suele decir, para gusto están los colores.

Nuestra Señora de las Mercedes Coronada

En el año 2006 se realizaba una de las restauraciones más necesarias: La Imagen de Jesús del Gran Poder de Sevilla era retirada del culto durante tres semanas para que, los hermanos Cruz Solís e Isabel Pozas le devolvieran, al Señor de Sevilla, la expresión que el paso del tiempo y la suciedad le habían robado, una intervención

A lo largo de la historia han habido cambios, restauraciones y modificaciones de muchas imágenes, aunque parece que, en los últimos tiempos, está a la orden del día que, algunas imágenes, sean restauradas más por el gusto del restaurador de turno, que siguiendo los criterios originales de las propias tallas.

Primer plano del Señor de Sevilla, Jesús del Gran Poder

Quizás la culpa la tenga el problema económico, que hace recurrir a restauradores más baratos o personas con más voluntad que talento o el reír estas «gracias», o la falta de conocimientos tanto de los encargados de las restauraciones, como de los que la encargan, es más, igual hasta de quien no fiscaliza cómo se está ejecutando ese trabajo.