Partitura original de la marcha "Amarguras", firmada por Manuel Font de Anta

100 años de «Amarguras»

Hace algunos días, el considerado por muchos Himno oficioso, que no oficial, de la Semana Santa, y que se toca en el pregón de la Semana Santa de Sevilla cada Domingo de Pasión, cumplía años. Cien años desde que su compositor, Font de Anta, compuso en 1919 la marcha Amarguras.

Cien años en los que sabemos que tras los acordes de esta marcha, dedicada a la dolorosa sevillana de la parroquia de san Juan de la Palma, está descrito a conciencia el pasaje de la calle de la Amargura, el camino al Gólgota que Jesús Nazareno hizo para llegar a la cruz.

La saga de músicos nació con José Font y Marimont, abuelo de Manuel y José Font de Anta, militar destinado al regimiento de Soria 9 y que fue el primer músico que compuso una marcha específicamente para la Semana Santa de Sevilla: La Quinta Angustia. También compuso la marcha La Carretería, cuya partitura está en paradero desconocido. 

Partitura original de la marcha "Amarguras", firmada por Manuel Font de Anta

Partitura original de la marcha «Amarguras», firmada por Manuel Font de Anta

La siguiente generación vino con su hijo Manuel Font Fernández, músico militar y brillante instrumentador que, en el Hospicio de san Fernando, creó el germen de la actual Banda Municipal de Sevilla.

La tercera, y última, generación llegó con los hermanos Manuel y José Font de Anta. El primero cursaría estudios de piano en París, donde conoció a los más reputados artistas, entre ellos a Manuel de Falla. El segundo, estudió violín en Bruselas, donde obtuvo el primer premio de su promoción.

Parece ser que fue José, y no Manuel, quien compuso la marcha en cuestión, tras un fatídico suceso personal en el que fallecieron su mujer y un hijo de ambos, en un bombardeo en Bruselas, en el año 1919.

Aquel suceso terrible marcó para siempre la vida y el carácter de José, quién viviría su música sin el ánimo de destacar. Tras este suceso, se trasladó a Madrid a vivir con su hermano Manuel, del que ya la prensa se hacía eco, resaltando por ser un famoso cupletista.

Al parecer, la creación de la marcha «Amarguras» que no «Amargura», fue un encargo del padre, Manuel Font Fernández, al que desde la Hermandad de san Juan de la Palma le enviaron cuatro fotografías de la Virgen y una carta en la que le pedía, a Manuel Font de Anta, una marcha dedicada a la Dolorosa del Domingo de Ramos. Desde su pequeño cuarto de Madrid, y según cuenta el hijo de José Font de Anta, José Ignacio Font Cabrera, José le dio forma de marcha fúnebre a un poema. También los hay que dicen que fueron ambos hermanos los encargados de darle ritmo a la composición centenaria.

Bien es verdad que entre los papeles que conserva la Hermandad de la Amargura está una carta remitida por Manuel Font de Anta, el 28 de setiembre de 1920, agradeciendo a la corporación de san Juan de la Palma el regalo recibido por la composición de la marcha, una petaca con el busto de la dolorosa grabado.

En la parte izquierda de la partitura, que conserva la Hermandad de la Amargura, aparece el siguiente poema, que sirve de guión de la marcha:

«En la calle de la Amargura.

Óyense los rumores del cortejo que conduce al Redentor; Los primeros compases, que constituyen el tema fundamental de la obra describen la omnipotencia de Cristo.

Escúchanse las trompetas anunciadoras de la comitiva que se aproxima.

Continua el poema con el desarrollo el tema inicial.

Constituye el segundo motivo una frase de apacible dulzura, inspirada en las consoladoras palabras de San Juan a la Virgen.

Dicha frase es interrumpida por los apóstrofes e imprecaciones lanzadas por las turbas al Redentor.

Esta segunda frase llega a su más alto grado de sonoridad.

Seguidamente comienza el tercer motivo en forma de Coral, en “pianísimo”, evocador de los rezos de los creyentes y es interrumpido varias veces por las trompetas romanas.

Continua el Coral en “fortísimo”. Alejase el cortejo dejándose escuchar el nuevo tema base de la obra… el cortejo ha desaparecido.

Oyense los comienzos de una saeta interrumpida por las campanas, saeta que queda sin terminar, como invitando al pueblo para que la continue.

Seguidamente termina el poema con la frase en “fortissimo”, fundamento del mismo».

También firma Manuel Font la marcha «Soleá Dame la Mano», en el año de 1918, e instrumentada por su padre, Manuel Font Fernández, inspirada en la Esperanza de Triana, ya que describe el paso de la Cofradía por la antigua cárcel, y dedicada a los presos de la calle Pastor y Landero, y que así consta en el guión de la marcha: “A los desgraciados presos de la cárcel de Sevilla que, al cantarle saetas a la Virgen en Semana Santa, me hicieron concebir esta obra”.

Esta marcha está inspirada en una saeta que cantó un preso de la cárcel a la Esperanza de Triana en la mañana de un Viernes Santo, la saeta decía así: “Soleá dame la mano a la reja de la carse, que tengo muchos hermanos huérfanos de pare y mare”.

Manuel Font de Anta murió fusilado, con el inicio de la Guerra Civil, en una tapia de lo que hoy es el estadio Santiago Bernabéu y enterrado en una fosa común, en el año 1936. Al parecer, posteriormente, sus restos fueron rescatados, dándole cristiana sepultura.

Foto del paso de palio de María Santísima de la Amargura en el año 1919, año de la composición de la marcha "Amarguras"

Foto del paso de palio de María Santísima de la Amargura en el año 1919, año de la composición de la marcha «Amarguras»

El Domingo de Ramos de 1988, como cada año, José Font de Anta fue a ver a la Virgen, ya en silla de ruedas, junto a su hijo. Por la calle Tetuán, coincidieron con el cofrade Manuel Caballero, que era muy amigo de José, y uno de los pocos que conoció la historia de la composición de la marcha. Caballero quedó impresionado por la mala salud del compositor e informó al Fiscal del paso de palio que parase la Virgen, si podía ser, a la altura de José y su hijo, ya que pensaba que esa sería la última vez que vería a «su» Virgen. Cuál sería su sorpresa que, al llegar el palio a donde se encontraba el músico, empezó a girar a los sones de «Amarguras», arriándose frente a un Font de Anta emocionado. Esa fue la última vez que Virgen y compositor cruzaron sus miradas, ya que meses más tarde falleció.

Sea quien sea su autor, lo que sí está claro es que esta composición ha calado en el sentimiento más profundo de los sevillanos, que comienzan la Semana Santa, en san Juan de la Palma, y la terminan en santa Marina al son de esta composición que hace cien años fuera compuesta por un Font de Anta.